El poder de la percepción: ¿cómo deshacer las interpretaciones subjetivas?

Todos los sucesos y conflictos que vives en tu vida pasan por tu percepción de la realidad, así que tu forma de ver el mundo es la clave para integrar un verdadero cambio que perdure en el tiempo y te permita vivir en paz interior.

En este artículo voy a contarte qué es la percepción y unos principios imprescindibles para usarla en la mejora de tu calidad de vida.

¿Qué es la percepción?

Entender el concepto de la percepción es principal para poder saber cómo funciona nuestra mente a la hora de ver el mundo y las situaciones que vivimos.

Para introducirla de manera sencilla, puedo decir que la percepción ocurre como resultado de un pensamiento de separación. Para poder percibir un objeto, tiene que haber un sujeto que lo perciba.

Cómo ya se sabe, gracias a la física cuántica, realmente no existe separación entre el observador y lo observado, puesto que todo esta unido a un nivel de energía interior y que compone lo que se ha llamado el campo unificado de consciencia.

Por tanto, partimos de que la percepción es una especie de “ilusión óptica”, como la llamaba Einstein, que ha surgido como respuesta a la proyección que hacemos al negar (inconscientemente) la realidad de que todo está interconectado.

Podemos decir que la percepción es la forma en la que la mente interpreta los estímulos sensoriales que recibe a través de los sentidos para formar una impresión consciente de su entorno.

Lo más importante aquí es comprender que se trata de una interpretación, es decir, los sentidos captan la información que va hacia la mente, y la mente le da un significado.

Este significado viene en función de mi “visión” del mundo, es decir, de mis conceptos, creencias, arquetipos y símbolos mentales.

Filtros de la percepción

Esta interpretación se organiza en 3 niveles principales de filtrado de la información, para poder gestionarla y utilizarla:

Filtro neurológico

El ser humano tiene una manera de entender el mundo determinada por el modo que capta la información y la descifra mediante el sistema neurológico.

Los sentidos están limitados a sus capacidades fisiológicas.

Por ejemplo, nuestros ojos no pueden percibir el color ultravioleta, mientras que otros animales, cómo las abejas sí que pueden hacerlo; o las personas con daltonismo, que donde la mayoría de la gente ve rojo, ellos perciben una información diferente debido a su distinto procesamiento neurológico.

Lo mismo pasa con el resto de los sentidos.

El paso de la información por este primer filtro ya influye en tu estado emocional y, en los casos conflictivos, ya genera un impacto.

Filtro social

Luego, esta información pasa por los filtros sociales, es decir, el significado que le das a esa información estará condicionado por el lenguaje que utilizas, la época en la que vives y el comportamiento social (prejuicios, creencias, etc.) de tu entorno.

La emoción que te permites expresar a tu familia, amigos, compañeros de trabajo… es lo que llamamos emoción social.

Si hay un impacto emocional “negativo” y no expresas, o niegas, la primera emoción que sientes por evitar el conflicto con las creencias impuestas socialmente, esa información queda guardada en tu inconsciente y se manifiesta en forma de síntoma o enfermedad (emoción oculta).

En el transcurso de una sesión nuestro objetivo es acompañarte a expresar esa emoción reprimida de un modo natural y evitando todo juicio.

Has de entender que no puedes limitar o reprimir tu experiencia por las creencias o juicios que controlen tu mente.

Liberar esta emoción oculta y hacerla consciente es un objetivo fundamental para el cambio de percepción y que éste se exprese en un cambio en tu cuerpo y en tu conducta.

Filtro individual

Los filtros individuales se pueden resumir en las experiencias que has vivido durante tu historia personal. Estas experiencias determinan luego los pensamientos, los sentimientos y las creencias que sostienes.

Los filtros individuales son los que perfilan tu percepción final del mundo.

Así pues, llamamos “mapa mental” a la forma individual de entender el mundo, a nuestra forma simplificada y codificada de la realidad.

Aquí tendríamos la explicación y el sustento de lo que llamamos nuestra proyección.

El ser humano siempre se está proyectando a sí mismo frente a los acontecimientos que le rodean. Dicho de otra manera, no ve la realidad objetiva, sino su propia interpretación que está condicionada por los programas heredados.

¿Cómo ocurre la percepción de la “realidad”?

La información que recibimos a través de los sentidos se codifica a través de nuestros sistemas representacionales: visual, auditivo y quinestésico (tacto, gusto, olfato), se registra, se almacena y se va confeccionando nuestro mapa.

Debido a que los datos que tu tienes nunca son completos, siempre están limitados por tus capacidades y conocimientos, la percepción requiere de la imaginación para poder llenar esos “huecos” que queremos llenar.

Como consecuencia, extraemos conclusiones y emitimos juicios basados en una información incompleta.

La información que percibimos del exterior es entendida desde diferentes niveles:

Realidad de primer orden: evidencias sensoriales.

Todo aquello que puedes verificar sensorialmente. Nos referimos a los hechos que son constatables por todas las personas que forman parte de la misma situación. Previamente, a esto tendremos un código en que nos habremos puesto de acuerdo.

Por ejemplo: mi hijo se llama Ricardo; frente a una afirmación de este tipo, todos estamos de acuerdo en responder sí o no.

Es la realidad que se puede comprobar y verificar. Otros ejemplos: hace sol, la botella es de cristal, mi coche es rojo.

Realidad de segundo orden: interpretaciones personales.

Son tus apreciaciones: por ejemplo: “mi hijo se llama Ricardo, es guapo y simpático”. La segunda frase es una interpretación: no todos tenemos la misma opinión o la misma idea de simpático o de guapo.

Cuando sale el sol hace un buen día, es otro ejemplo de realidad de segundo orden.

Realidad de tercer orden: cómo me siento con mi interpretación frente a esa realidad.

“Tengo mucha suerte porque mi hijo es guapo y simpático”.

Es el significado que atribuyes a la interpretación sensorial. El significado que das a tus interpretaciones.

La interpretación de lo que se piensa, lo que se piensa de lo que piensa, la conclusión de la conclusión; esto nos ancla en los estados internos. Es el miedo a tener miedo o la tristeza profunda al verse triste, por ejemplo.

Ejercicio para distinguir hechos de alucinaciones

En la Programación neurolingüística (PNL), denominamos alucinaciones a esas realidades tanto de segundo como de tercer orden.

Las alucinaciones están relacionadas con los filtros sociales e individuales mediante los que filtramos nuestras experiencias.

Un buen ejercicio para empezar a familiarizarnos con este aspecto de la percepción es entrenarnos a distinguir estos tres niveles de la realidad y diferenciar lo verificable de lo que es una alucinación o “visión subjetiva de la realidad”.

Aprender a saber cuándo nuestra forma de hablar es verificable y cuando no lo es, constituye una parte fundamental de la comunicación eficaz.

Por eso, te propongo que veas otra vez el video de arriba (o cualquier otro video corto) y que hagas una lista como la que sigue para diferenciar estos niveles de percepción:

Cada persona tiene su historia y es muy importante que seas específico al abordar tus situaciones de estrés para no perderte en el “pensamiento simbólico” y puedas conectar con los hechos de manera más objetiva.

El primer trabajo que realizamos como acompañantes es concretar de la forma más precisa la situación en la que se desencadena un conflicto. Y después, analizar los sentimientos y la emociones subjetivas del cliente que se derivan de dicha situación.

Es en este punto donde interviene el mapa de cada persona. Tu mapa mental determinará el tipo de percepción de cada situación, y dicho mapa está relacionado con tus programas inconscientes.

Conclusión

A menudo sufrimos estrés debido a sucesos que ocurren en nuestro entorno más cercano. Cuando, por ejemplo, las personas no se comportan como creemos que deberían.

En ocasiones, son factores que, por mucho que lo intentemos, no podemos cambiar mediante nuestras acciones. Por eso, la clave está en cambiar nuestra visión.

Nuestra percepción es siempre una interpretación subjetiva y, por lo tanto, tenemos la opción de cambiarla. Esta influye en todos los aspectos de nuestro entorno.

Es necesario conocer cómo funcionamos para poder elegir cómo queremos ser. Si conocemos el poder de nuestra percepción, conoceremos nuestro auténtico potencial.

Cuando se produce un cambio de percepción con relación a las situaciones conflictivas, hablamos de un Comprensión profunda de que no somos víctimas del mundo que percibimos.

Esto nos lleva a alcanzar un mayor bienestar emocional.

Y tú, cuéntame:

¿Recuerdas alguna situación en la que te hayas dado cuenta de que estabas interpretando?

¿Has comprendido lo que se refiere la alucinación en PNL? ¿Te dás cuenta de todo lo que la usas?